Uso básico de energía: un derecho no garantizado
El uso básico de energía es un derecho? Está garantizado?
Y cuál es el consumo mínimo de energía? Como lo podemos garantizar?
Estas son las preguntas de uno de los retos que se trataron en el 1er Congreso Catalán sobre pobreza energética celebrado en Sabadell los días 3 y 4 de noviembre. La mesa, moderada por David Maruny (Tarpuna), estaba formada por Xavier Pallarès (Plataforma Alianza contra la Pobreza Energética),Manuel Rivero (Intiam Ruai) y Lluís Torrens (Red para la Renta Básica y Ayuntamiento de Barcelona).
Si realmente el uso básico de energía fuera reconocido efectivamente como un derecho, no existiría el fenómeno de la pobreza energética. Así pues, queda bien patente que actualmente en nuestra casa no está garantizado el derecho al uso básico de energía, lo que como bien sabemos, provoca sufrimiento, falta de salud (física y mental) y también muertos.
Pero que el uso de energía no sea reconocido como un derecho fundamental no exime que es incuestionable que lo debe ser, porque vivimos en un mundo donde la energía, como el agua, es imprescindible para nuestra vida.
El consumo mínimo garantizado
Los tres ponentes hicieron hincapié en diferentes aspectos del reto.
Xavier Pallarès explicitaba que para tener garantizado un consumo mínimo necesario necesariamente tener garantizado previamente el acceso al suministro de energía y, por tanto, empezamos por aquí (y que lo hagan las compañías energéticas) y después, cuando todo el mundo tenga el acceso garantizado hablamos de cuál es la cantidad de energía para usos básicos.
Manuel Rivero ponía de relieve la importancia de no pararse tanto a pensar, cuantificar, planificar, … y ponerse a actuar para hacer que las facturas de las familias vulnerables sean lo más reducidas posibles, y que hay margen de maniobra para ello sólo actuando sobre los parámetros de contratación de los suministros básicos.
Finalmente, Lluís Torrens ampliaba el foco y ponía sobre la mesa -con datos- la dificultad de apoderamiento de las personas en situación vulnerable. Y planteaba como una Renta Básica de Ciudadanía permitiría a todos tener los mínimos vitales garantizados y, por tanto, recuperar la capacidad de formarse y apoderarse para gestionar mejor su coste energético.
Reflexión: cómo se debería garantizar el derecho al uso básico de energía
Como ocurrió habitualmente en todas las mesas del Congreso, faltó tiempo para debatir, reflexionar y extraer conclusiones de las intervenciones de los ponentes. Es por ello que desde el banco de energíaaprovechamos nuestro blog para hacerlo.
Del conjunto de intervenciones, parece claro que disponer de una Renta Básica de Ciudadanía cambiaría absolutamente la perspectiva y el enfoque al problema. Además de la salida del pozo psicológico de las personas en situación de riesgo de exclusión social, garantizaría el acceso a la energía y también un determinado uso. Esto aportaría múltiples beneficios, entre los que la reducción drástica de la pobreza energética (y la pobreza en general).
Una vez garantizado el acceso y un cierto uso, para poder garantizar el derecho a un uso digno de la energía debería apoderarse a las familias en la factura energética y, no sólo eso, sino también en la mejora de la gestión del energía en el hogar. Las ayudas para mejoras de eficiencia energética en el hogar también ayudarían a reducir la factura energética y, por tanto, a incrementar su autonomía económica.
Probablemente en esta situación sólo sería necesario un sistema de costes energéticos justo que entienda la energía como un derecho fundamental y básico para terminar de construir una verdadera solución a la pobreza energética, sin necesidad de bono social o ayudas asistenciales.
Desde el banco de energía este planteamiento global nos parece muy interesante y nos comprometemos a trabajar en esta dirección conjuntamente con todos los actores que lo compartan.